viernes, 24 de enero de 2014

Ulises, el hambriento

Ulises, de quien una y otra vez hablaré, no por insistencia sino por que él usa el tiempo como se le place, se encuentra husmeado en el refrigerador.
Es un poco confuso en su proceder, ya que lo mira por fuera imaginando que hay dentro. Mira sus costados, su parte superior, pero nunca dentro del refrigerador.

El vino que estaba buscando Ulises
En su afán de caer bien, él tiene en su poder una bebida del viñedo. Su vecino no lo sabe, pero Ulises es el viajero inescrupuloso de 1299, ese del que hablan las noticias. El mismo que desmembró a tres políticos e hizo guirnaldas con sus tripas y miembros, se haya con una botella de su mejor vino, sentado en su mesa.
Pero el Ulises del que les hablo ahora esta sentado frente a su refrigerador hace ya más de una hora. Se plantea la siguiente duda: "Si un mitómano dice que miente, ¿sigue siendo mitómano?"

No lo deja descansar, no lo deja entender nada más. Ulises ya no puede escuchar música, ya su aseo personal deja mucho que desear, sus amigos ya no lo invitan a salir ni a pasar a sus hogares, sus animales ya lo desconocen.
Han pasado cuatro horas ya desde que Ulises está sentado frente a su refrigerador.



FRICCO

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